lunes, 8 de agosto de 2011

UNO


Se perdieron, las huellas de los rieles;
aquí: la calle y el hombre
desnudo, sin su sombra.

Confió en la ceguera que no tenía,
en la angustia (su amante),
en los bolsillos vacíos (su realidad),
y perdió la noción de su existencia.

Sufriendo la soledad que pesa,
las paredes que caen,
el caos que estalla,
se retuerce preguntando:
¿quién tiene un corazón?

J. C. Conde Sauné

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