viernes, 20 de enero de 2012

Leyendo la novela "Una cierta justicia" de P. D. James, me encontré con un personaje simpático. Una abuela cinéfila, como crítica de cierto cine actual. Su nieta Valerie, acaba de llegar a la casa y le dice esa señora, mientras ve en la televisión una película policial y protestando:
"- La mitad del tiempo no entiendo qué dicen, se pasan el rato cuchicheando. Y encima son estadounidenses.
- Ahora actúan así abuela, con estilo naturalista imitando el comportamiento de la vida real -le dice Valerie.
-Pues vaya estilo si no entiendo una maldita palabra de lo que dicen. No sirve para nada subir el volumen; es aún peor. Y no hacen más que entrar en discotecas donde está todo oscuro y tampoco se ve nada. Las viejas películas de Hitchcock eran mejores. Como 'Crimen perfecto'. Me gustaría volver a verla. Se entiende todo lo que dicen. En aquellos tiempos sabían hablar. ¿Y por qué no dejan las cámaras quietas? ¿Qué le ocurre al cámara, está borracho?
- Es una técnica ingeniosa del director, abuela.
- Conque es eso, ¿eh? Pues es demasiado ingeniosa para mí."
A esta señora le ocurre lo mismo que a mí, cuando veo, por casualidad, algunas de las películas que dan por televisión abierta. Encima había que agregar, que el argumento brilla por su ausencia. Truculencias, efectos especiales, autos y gente que se hacen trizas, rebotan por todos lados y salen caminado como si nada. Una "técnica muy ingeniosa", en verdad.
J. C. Conde Sauné

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