jueves, 19 de diciembre de 2013

Nosotros compramos, las cosas de almacén, en un super-chino cerca de casa. Antes había un matrimonio joven con un nene y ahora lo regentea otra pareja, también joven, con una nena pequeña. Solemos cambiar algunas palabras con ellos, les tenemos simpatía por su disposición al trabajo y el respeto que brindan al cliente. El otro día la señora, que estaba en la caja, me dijo en voz baja que del 20 al 27 de este mes no iban a abrir el negocio, por lo que había pasado. Repentinamente, le dije que me sentía avergonzado por lo que habían hecho con su paisano en Glew y que no todos los argentinos somos así. Me contestó: "sí... sí yo 'sabe' eso". El marido, que estaba cerca acomodando mercaderías, me sonrió moviendo afirmativamente la cabeza. La nena chiquita, en el coche sentada, nos miraba con curiosidad; le sonreí haciéndole un mohín y ella se sacudió riendo. Con mi esposa, que estaba a mi lado, nos sentimos un poco mejor. Todo esto viene a cuento porque quise hacer un inventario, tomando lo anotado en mi "Breviario" y no publicado en el blog, de estos treinta años de democracia. Los escritos en mi "Breviario", como ya dije en otra oportunidad, los comencé en 1996. Pero lo manifestado hacia los fines de año, fue siempre más de lo mismo. Sobre todo en estos últimos veinte años y pico. Así que dejé de lado, otros artículos elegidos para difundir en mi blog. Desde 1983 para acá se podría rescatar, con algunos reparos, el gobierno de Ricardo Alfonsín. La realidad está a la vista, más de una cuarta parte de la población vive en villas miserias o en forma muy precaria. Se fue para atrás en la educación, la salud y el nivel social de la gente. Se restó importancia a la cultura del trabajo y el estudio. Los tan cacareados derechos humanos, no existieron para la gente que murió en el Sarmiento, las inundaciones en La Plata y zonas del gran Buenos Aires; la explosión en Rosario, los asaltos y accidentes de tránsito de cada día. Asimismo para los Quom y otras comunidades nativas maltratadas. 
Uno no pretende agrandar la cuestión, ni tampoco lo hace el periodismo no oficialista, porque todo lo vemos a diario. En cuanto a esta década la podríamos llamar desganada, desesperanzada, descarriada, hastiada o descarada; cualquier adjetivo, menos "ganada". Si no interroguen a los ciudadanos que les saquearon sus comercios y las casas. También a los conciudadanos del pobre chino que le incendiaron el negocio y murió en su interior; más otras catorce víctimas de estos vandalismos. Aclaramos, queremos gobiernos democráticos, pero no este tipo de populismos demagógicos y sectarios que nunca sirvieron para nada. Los resultados son más que elocuentes.
J. C. Conde Sauné    

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