viernes, 30 de abril de 2010


Otro cronopio tomó un pequeño busto de Wagner, que le habían regalado, y mató a una araña que andaba por la biblioteca. La estatuita se quebró por la mitad y la araña quedó reducida a un montoncito, ridículo, sobre la repisa.
El crono se dijo: "una ruptura inútil, con haberle hecho escuchar un poco de 'Tristán e Isolda' hubiera sido suficiente".
J. C. Conde Sauné

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